viernes, 21 de abril de 2017

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El lado macarra de Caravaggio, el pintor asesino que murió en extrañas circunstancias


Michelangelo Merisi Da Caravaggio destacó por su talento artístico tanto como por su polémica vida privada. Genio loco, homosexual atormentado, artista violento... El «chico malo del Barroco» acumuló una gruesa hoja de antecedentes: arrestado por llevar una espada sin permiso el 4 mayo 1598; demandado por golpear a un hombre con un bastón en 1600; acusado de insultar y atacar a otro hombre con una espada en 1601; implicado en un asalto a un camarero tras servirle alcachofas en una taberna en 1604; arrestado por arrojar piedras a un policía ese mismo año, etc., etc. Y finalmente, el 28 mayo 1606, sentenciado a muerte por matar y mutilar a un hombre durante una pelea en la zona del Campo Marzio (Roma).

David con la cabeza de Goliat
David con la cabeza de Goliat


Si algo puede definir la obra de Caravaggio es precisamente esa lucha entre la luz y la oscuridad que parece que imperó en su propia vida, así como su capacidad de mezclar lo sagrado con lo profano a través de personajes que irradian miseria. Y es que esa fue la clase de personas que solía pulular a su alrededor.
Nacido en Milán, Caravaggio aprendió el arte del pincel en una escuela de pintura manierista cuando el Renacimiento vivía sus últimos días. El joven pintor adquirió su peculiar estilo tenebrista tras deambular por las callejuelas de las ciudades del norte de Italia, si bien fue en Roma donde se consagró como el genio del Barroco que hoy atesora su obra

etrato del pintor Caravaggio, dibujado por Ottavio Leoni

Retrato de Caravaggio


En 1592, Caravaggio llegó a la Ciudad Eterna con lo puesto. O ni siquiera eso. Un rumor persistente aseguraba que, siendo solo un niño, en Milán había matado a un compañero de juegos tras un berrinche y su familia le había despachado lo más lejos posible. «Desnudo y extremadamente necesitado, sin una dirección fija, sin provisiones... y además corto de dinero», describen sus primeros biógrafos. No encontró su primer techo hasta que empezó a trabajar como «pintor de flores y frutos» en el taller de Giuseppe Cesari, el favorito del Papa Clemente VIII. Pero no tardaría en marcharse de aquel taller cansado de pintar parras y frutas. Él quería pintar humanos, a poder ser sucios, harapientos y repletos de detalles. De las tinieblas al pintor estrella de Roma

Con la ayuda del pintor Prospero Orsi pudo entrar en el exclusivo mundo del arte y alzarse pronto como una de las estrellas de la Contrarreforma, el movimiento católico empleado para contrarrestar la Reforma protestante. El cardenal Francesco María del Monte apostó por Caravaggio y le brindó la oportunidad de su vida: pintar una de las capillas de la iglesia de san Luis de los Franceses. Ya aquí Caravaggio empezó a representar a figuras religiosas como personas de la calle, con sus deformaciones físicas y malencarados cuando era necesario. Ancianos, mugrientos, mujeres públicas, niños callejeros… el pintor milanés realizó una suerte de crónica callejera del periodo valiéndose de sus pinturas religiosas. Todo ello aderezado por luces y sombras para resaltar el dramatismo teatral de las composiciones.

Pero ni siquiera estos rumores sobre su agitada vida sexual fueron los más controvertidos de su biografía. El pintor era violento y lideraba un grupo de amigos, más bien una banda callejera. Si el pendenciero Caravaggio se libró de pasarse el resto de vida en la cárcel, fue porque tenía importantes amigos y tuvo la suerte de que sus macarradas no dejaran muertos hasta mayo de 1606. Durante un partido de pallacorda (una especie de tenis primitivo), Caravaggio se encaró con Ranuccio Tomassoni, un «joven de mucho garbo», lo que solo podía significar en este contexto que tenía ascendencia española. Es más, su padre era un aristócrata bien relacionado con el Papa Pablo V.
Ya fuera por un asunto de honor, por una mujer o por una deuda atrasada, Caravaggio no dudó en derribar al joven aristócrata y en mutilarle el pene mientras lanzaba «una carcajada cargada de ira». Si bien, la incisión no fue precisa: en vez de castrarlo, le cercenó una arteria y le causó la muerte poco después.

Perseguido, acosado y desquiciado

El pintor no había querido matar a Tomassoni, pero el asunto fue tan escandaloso como para que el Papa Pablo V, cuyo retrato acababa de pintar Caravaggio, sentenciara a muerte al artista mientras éste ponía pies en polvorosa. Uno de los amigos del pintor resultó gravemente herido a manos de los compinches de Tomassoni y fue llevado a prisión.
Mientras su pintura era cada vez más tenebrosa, la persecución contra el italiano se intensificaba. Había acumulado a aquellas alturas de su vida demasiados enemigos. En Nápoles fue víctima de un atentado en la Osteria del Cerriglio que le dejó la cara desfigurada y el ánimo todavía más desquiciado. Algunos incluso lo dieron por muerto. Dormía armado y creía que todos murmuraban contra él. Su última obra, «El martirio de santa Úrsula», es tal vez la más oscura y lúgubre de su colección, reflejando su estado de depresión en aquellos días.
En el último verano de su vida, en 1610, Caravaggio recibió al fin permiso para volver a Roma con sus escasas posesiones a cuestas gracias a un indulto papal sobre su persona (algunos autores sostienen que aún no le habían concedido plenamente el permiso). Sin embargo, haciendo escala en Porto Ercole fue encarcelado brevemente por un guardia español que le confundió con otro individuo y el barco que le trasladaba zarpó hacia Roma sin él. Su salud se resintió ante aquella cadena de catastróficas desdichas y por su «malavita». Además, el pintor padecía con toda probabilidad «saturnismo», la llamada enfermedad de los pintores poco cuidadosos con la higiene.
Se dice, en términos de la leyenda, que su corazón no resistió el intento desesperado por alcanzar el barco que se alejaba hacia Roma. «Llegado a un lugar de la playa, se arrojó en el suelo. Sin ayuda humana, en pocos días murió malamente, como malamente había vivido».
¿De qué murió realmente el pintor? Se sospecha que pudo fallecer a consecuencia de la malaria que sufría desde su juventud, así como que se le complicaron las heridas sufridas en Nápoles. Otra hipótesis es que murió de una insolación (cabalgó bajo el sol de un julio abrasador); y que los españoles de Nápoles ocultaron las circunstancias de su muerte para poder quedarse con los cuadros que el pintor llevaba consigo. ¿Qué cuadros eran esos? Al menos eran tres. Dos dedicados a San Juan y uno a la Magdalena, aunque de los tres hoy solo se sabe con certeza donde está el San Juan Bautista que tiene la Galería Borghese de Roma.

jueves, 6 de abril de 2017

Borromini Vs Bernini : Historia de la rivalidad que esculpió Roma



Un breve paseo por Roma basta para empaparse del espíritu barroco que impregna la ciudad. Con sólo ojear una guía de viajes el nombre de Bernini, arquitecto y escultor responsable de muchas de las obras de arte de la capital italiana, nos asaltará una y otra vez. Bernini está por todas partes.

Es un artista polifacético -arquitecto, escultor, pintor, comediógrafo y compositor-. Es también un hombre de mundo, brillante, simpático, rico, que goza de gran fama y éxito, protegido por el papa Urbano VIII y más tarde por Alejandro VII, para los que trabaja. Tiene un gran taller y deja en manos de sus asistentes los detalles de sus diseños. Proyecta sus edificios de acuerdo con las proporciones del cuerpo humano, según la concepción clásica. Usa elementos constructivos clásicos: columnas y pilastras de órdenes clásicos, prefiriendo el orden gigante, entablamentos, frontones y artesonados clásicos, pero tratados de forma poco ortodoxa. Los elementos decorativos que emplea son abundantes y de gran riqueza (mármoles veteados, bronces, estucos pintados), buscando el colorido y los juegos de luz y sombra. Le interesa la fusión de la escultura y la pintura con la arquitectura, para conseguir efectos escenográficos sorprendentes y espectaculares. Resumiendo, pese a sus innovaciones, Bernini no llega a cambiar la esencia de la tradición renacentista, de la que se siente deudor, aunque se acerca a ella de manera independiente y creativa.

Pero hay otro personaje, mucho menos conocido, cuya historia está ligada íntimamente a la del primero y que también influyó notablemente en el desarrollo del barroco italiano, Francesco Borromini.


Borromini es un hombre tímido, profundamente religioso, mentalmente desequilibrado, de carácter difícil, solitario y con poco éxito, que se acaba suicidando. Tras una breve colaboración, se convierte en rival de Bernini. Se dedica en exclusiva a la arquitectura y vigila personalmente la ejecución de sus obras, con gran dominio técnico. Trabaja para las órdenes religiosas, que no tienen muchos recursos; suele construir iglesias de pequeñas proporciones y materiales pobres (ladrillo, estuco) pero que destacan por sus innovaciones técnicas, originalidad, movimiento y libertad de formas. Los elementos arquitectónicos que emplea son clásicos pero los utiliza con libertad e imaginación, sin respetar las normas. Borromini es un arquitecto revolucionario, que rompe con la tradición clásica, al renunciar a planificar de acuerdo con módulos y proporciones clásicas. Su arquitectura es extravagante, audaz y fantástica. Gusta de muros alabeados, fachadas cóncavas, juegos de luces y sombras y plantas complejas de gran dinamismo. Evita la inclusión de otros géneros artísticos en la creación del ambiente espacial. La decoración interior es geométrica, menos recargada que la de Bernini.


Bernini                                                                Borromini




Nacido en Bissone (Suiza) en 1599, con veinte años llegó a Roma, donde comenzó a trabajar en las obras de la Basílica de San Pedro junto a su pariente lejano Carlo Maderno, uno de los grandes arquitectos de la época. A la muerte de éste en 1629, Borromini espera coger el testigo de su maestro y ponerse al frente de las obras, pero es desplazado por Gian Lorenzo Bernini, un joven y talentoso escultor que goza de los favores del nuevo papa Urbano VIII. Borromini se ve entonces obligado a trabajar en el equipo de Bernini, con el que también colaboraría en las obras del Palazzo Barberini, pero ya ha nacido entre ellos una rivalidad que duraría toda la vida.

El apoyo del papado fue sin duda un factor determinante en el desarrollo de ambos artistas. Bernini fue el arquitecto predilecto del Vaticano durante los pontificados de siete papas, que vieron en él al hombre perfecto para ensalzar la imagen de la iglesia con obras espectaculares repartidas por toda la ciudad. Sólo durante el papado de Inocencio X (1644-1655) alcanzará Borromini el ansiado puesto de arquitecto principal de Roma. Sin embargo su hegemonía sería breve, ya que con la llegada de Alejandro VII la estrella de Bernini resplandecerá con más fuerza que nunca.

El primer trabajo en solitario de Borromini es también su obra más importante y reconocida. San Carlo alle Quattro Fontane (1634), una pequeña iglesia cuya fachada, que terminaría casi al final de su vida, es toda una obra maestra de la arquitectura barroca. El espectacular juego de volúmenes cóncavo convexo y sus muros ondulantes hacen al espectador olvidar que está contemplando una obra de piedra. Sant Ágnese en Agone, Sant´Ivo alla Sapienza, el Oratorio dei Fillipini y San Giovanni in Laterano son otros de sus trabajos más importantes.


Fachada de la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane



El rencor que ambos artistas se profesaban no disminuyó con el paso de los años y los enfrentamientos entre ellos siguieron siendo constantes. En 1644, Bernini sufre uno de los peores varapalos de su carrera con la caída del campanario que había diseñado para la fachada de la Basílica de San Pedro. Antes incluso de que saliera la primera grieta, Borromini había criticado con dureza su proyecto argumentando que la torre era demasiado pesada y llegó a acusarle de “incompetencia técnica”. Borromini pudo disfrutar entonces de la única y breve caída en desgracia de su rival.

Unos años más tarde, Bernini se tomaría la revancha al arrebatar a Borromini un proyecto que era prácticamente suyo. Se trataba del encargo de la construcción de la Fontana dei Quattro Fiumi en la Piazza Navona, para la que Borromini había sugerido el tema e incluso había desarrollado el sistema de canalización. Pese a todo, el papa escogió finalmente a Bernini. El grupo escultórico, que representa los cuatro grandes ríos conocidos de la época: el Nilo, el Ganges, el Danubio y el de la Plata, ha sido objeto de una leyenda que ha llegado hasta nuestros días. Una de las figuras masculinas que esculpió Bernini, parece proteger su rostro con la mano levantada. Se decía que era debido a que la iglesia de Sant ‘Agnese in Agone construida por Borromini y situada justo en frente, podía derrumbarse en cualquier momento. El rumor, que surgió sin duda fruto del continuo enfrentamiento entre los dos artistas, era totalmente infundado ya que Bernini construyó la fuente antes que Borromini la iglesia.


Figura del Río de la Plata frente a Sant' Agnese in Agone



De carácter introvertido y huraño, Borromini nunca contó con grandes amigos y llevó una vida tremendamente austera. Poco interesado en el trato con las autoridades ni en riquezas materiales, su gran preocupación era poder llevar a cabo sus obras con absoluta libertad artística.

Por cierto no desarrollé esta profesión con el fin de ser un simple copista, si bien sé que al inventar cosas nuevas no se puede recibir el fruto del trabajo, siquiera tarde como lo recibió el mismo Miguel Ángel [..] sin embargo el transcurso del tiempo ha puesto de manifiesto que todas sus ideas han resultado dignas de imitación y admiración”.
Hastiado de una vida llena de decepciones y marcada por su eterno conflicto con Bernini, del que nunca salió victorioso, Borromini vivió sus últimos días inmerso en una profunda depresión. Mientras Bernini seguía recibiendo importantes encargos del papado, Borromini ya sólo remataba pequeñas obras para órdenes religiosas sin grandes recursos económicos. En julio de 1667 y tras enterarse de que se había encargado a su adversario la construcción de la tumba del papa Inocencio X, quemó todos sus escritos y diseños y se encerró en su casa, de la que no volvería a salir con vida. Borromini falleció en la noche del 3 de agosto a consecuencia de las heridas que se había producido el día anterior al arrojarse contra su propia espada. Un método utilizado por el filósofo estoico Catón el Jóven, que Borromini decidió seguir tras una discusión con su criado. Estando malherido todavía tuvo tiempo de dejarnos su testimonio de lo que había sucedido.

“[..] Así que comencé a escribir después de la cena, y escribí con el lápiz hasta cerca de las tres de la mañana. Messer Francesco Massari, mi criado joven, quién duerme en la puerta siguiente de mis aposentos ya se había ido a la cama. Viendo que seguía inmóvil escribiendo y no había apagado la luz, me llamó diciendo: -‘Signor Cavaliere, debe usted apagar la luz e ir a dormir porque ya es muy tarde y el médico quiere que descanse’. Así que paré de escribir, alejé de mí el papel, apagué la lámpara y me fui a dormir. Cerca de las cinco o seis de la madrugada me desperté y llamé a Francesco para pedirle que encendiera la lámpara. Como se negó dado que no había dormido suficiente, me puse impaciente y pensé cómo hacerme algún daño corporal. Permanecí en este estado hasta cerca de las ocho, cuando recordé que tenía una espada en el respaldo de la cama, que cayó de punta junto a mi cama. Caí sobre ella con tal fuerza que terminé atravesado en el piso. Debido a mi herida comencé a gritar, con lo que Francesco entró rápidamente al cuarto, abrió la ventana, y al verme herido llamó a otros que me ayudaron a recostarme en la cama y quitarme la espada. Así es como resulté herido”.

Borromini pidió ser enterrado en una tumba sin nombre al lado del que había sido su maestro, Carlos Maderno en la Iglesia de San Giovanni dei Fiorentini. Quizá nunca llegó a sentirse digno de que la gente recordara su nombre.

Esta es la historia de Bernini y Borromini, dos hombres que vivieron un duelo de artistas cuyo fruto fue la mejor versión de barroco italiano.




http://www.cornisa.net/historia_olvidada/borromini-vs-bernini-historia-de-la-rivalidad-que-esculpio-roma#


http://www.arteenparte.es/2016/10/02/diferencias-la-arquitectura-bernini-borromini/